DULCES HIMNOS CANTEMOS DE GLORIA

Francisco Menéndez

El himno al maestro lo aprendí de mi profesora de cuarto grado, la madre Dinorah, hermana franciscana y me gustó tanto que siempre lo recuerdo.

Con el pasar de los años y habiendo sido alumna de muchos, confirmo que la docencia se trae en la sangre y que merece una especial vocación, pues cada grupo etario representa un desafío para el maestro. Sin embargo veo con pena que muchos de los docentes de hoy en día parecen cansados, hartos de su trabajo, sin ánimos de superación y con poca sed de adquirir nuevos conocimientos. Cada vez son más los que cometen enormes errores de ortografía, no cultivan la lectura y se interesan poco por fomentar las artes. Y mejor no digo nada de la dureza y poca capacidad docente de algunos formadores universitarios, porque aún hoy no logro entender porque tratan tan mal al estudiante, pues no es con burlas o cinismo que se aprende mejor, pero eso es harina de otro costal.

Hay un acontecimiento que hizo que la formación docente cayera en el tremendo hueco antes descrito: la eliminación de las ESCUELAS NORMALES. Un maestro graduado de estos lugares es fácilmente identificable debido a su conversación, su juicio crítico y su constante ánimo para seguir enseñando a chicos y jóvenes, pues la solidez de sus conocimientos es tremenda.

Debo aclarar que me he encontrado con profesores jóvenes llenos de entusiasmo por ayudar a la niñez y juventud, muy buenos en sus áreas, con gran capacidad pedagógica, buen tono de voz y de gran disciplina. Ellos son profesionales reales y la dedicación y amor por sus estudiantes es claramente visible.

Puedo nombrar a aquellos docentes que llevo en mi corazón con gran estima, desconozco si aún están vivos, pero mi agradecimiento es vigente. Como olvidar a la Srita. Elvirita, del “kindergarten Dolores Castellanos” o a mi profesor de preparatoria que me enseñó a leer y escribir, de quien lamentablemente no recuerdo el nombre, pero su rostro lo tengo grabado en mi memoria. Ya en la época de colegio recuerdo también a la madre Dinorah, a Don Max y sus terribles amonestaciones por no exponer bien o por escribir con lapicero rojo, a Don Pili y sus ininteligibles ejercicios de matemáticas y física, a la dulzura de la Madre Inés Romero y por supuesto a mi hermana Carolina Valencia y su perfeccionismo en la presentación de los exámenes y trabajos de estadística. De la universidad me acompañan la sabiduría del Dr. Cerritos y la caballerosidad y respeto por la Medicina del Dr. Cortez, (Clavelito, para muchos).

Siento por la docencia una terrible admiración y un enorme respeto. Mis abuelos paternos, mi abuela materna y mi suegra han sido “normalistas”. Algunos tíos, mi padre, mi mamá, y mis hermanos han ejercido la docencia en distintos ámbitos. Todos ellos se ganaron el respeto y la estima de sus alumnos. No puedo dejar de mencionar a la profesora Ana Cecilia Hernández, quien inculcó en una de mis hijas el entusiasmo por las matemáticas y la impulsó a sumergirse en el fantástico mundo de la lectura.

El día del maestro es una celebración nacional aún más antigua que las del día de la madre o del padre. Fue decretado en 1928, por la Asamblea Nacional Legislativa. En un segmento del documento de instauración de la celebración se puede leer lo siguiente:

“LA ASAMBLEA NACIONAL LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR,

“CONSIDERANDO: Que no hay arte más sagrada, ni más bella y alta misión que la del Maestro, porque éste educa, enseña y redime a los pueblos;

“CONSIDERANDO: Que el día 22 de junio es una fecha gloriosa en la historia de El Salvador, por cuanto señala el principio de una Administración en que se promovió e intensificó la educación del pueblo y se dignificó al Maestro, especialmente de parte del Jefe del Gobierno General don Francisco Menéndez;

“CONSIDERANDO: Que conviene como estímulo y recompensa para los educadores de la juventud y para inclinar ésta al respeto de sus bienhechores, señalar un día de glorificación para el Maestro, que sea al mismo tiempo dedicado a enaltecer la memoria de un Gobernante modelo por sus virtudes cívicas;

“POR TANTO,

“En uso de sus facultades constitucionales,

“DECRETA:

“Art. 1o.- Se declara Fiesta Nacional el 22 de junio de cada año, con la denominación de "Día del Maestro".

“DADO EN EL SALÓN DE SESIONES DEL PODER LEGISLATIVO; PALACIO NACIONAL: San Salvador, a los veinticuatro días del mes de abril de mil novecientos veintiocho.

“PALACIO NACIONAL: San Salvador, a los nueve días del mes de mayo de mil novecientos veintiocho.

“PUBLÍQUESE,

“P. ROMERO BOSQUE
MANUEL V. MENDOZA
MINISTRO DE GOBERNACIÓN

“D. O. N°: 108
TOMO N°: 104
FECHA: 11 de mayo de 1928.
Mldeb/MA” (1).

Agradezco a todos mis profesores por todas sus enseñanzas y felicito a todos los maestros por esta bien ganada celebración.

HIMNO AL MAESTRO

Dulces himnos cantemos de gloria,

al maestro abnegado en loor

y ensalcemos doquier su memoria

entre cantos sublimes de amor.

Noble apóstol que siempre en la lucha

a la ciencia la hace triunfar,

dando aliento a los niños escucha

en las aulas su voz resonar.

De tus hijos la más rica prenda

de virtud el ejemplo les da

y con ellos hacer que descienda

de los cielos hermosa la paz.

Dulces himnos…

Texto:

Érika Mariana Valencia-Perdomo

(1) http://www.miportal.edu.sv/Home/Estudiantes_y_Docentes/Dia+del+maestro.htm

Imagen de Francisco Menéndez extraída de:

http://www.fuerzaarmada.gob.sv/MdnCcp/heroes-militares/fco-menendez_files/f-menedez.JPG

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