Esta fotografía fue tomada en el año 2006 y decidí llamarla VENTANA EN LLAMAS.

martes, 19 de enero de 2010

“PIDO PERDÓN”

Cuando una ofensa se ha cometido contra un semejante y la consciencia de uno le dice que un mal se ha hecho, entonces se ha reflexionado. Y si luego de eso viene el arrepentimiento, seguido del valor para reconocerlo, entonces ya se ha dado un gran paso. Pedir perdón cuando se ha ofendido es cerrar un círculo necesario para que florezca la reconciliación.


Ahora bien, si ese pedido de perdón hacia las víctimas proviene del Presidente Mauricio Funes, máximo representante del estado, 18 años después de la firma de los Acuerdos de Paz, entonces estamos ante un gran acontecimiento histórico.


Si a esto agregamos un pedido de perdón de parte del FMLN, realizado unas horas antes en el monumento Cristo de la Paz por el Vicepresidente del país y miembro del FMLN, Salvador Sánchez Cerén, entonces, las heridas del sufrimiento de la guerra que tiene el pueblo salvadoreño –que nunca han estado cerradas ni mucho menos sanadas- podrían empezar a curarse, poco a poco.


Lamentamos, eso sí, la falta de análisis de autoconciencia que sólo demuestran la soberbia y la insensibilidad egoísta de quien no quiere que el país progrese para todos, y las expresiones tan negativas por parte de algunos sectores de la derecha, como la referida por el ex Presidente salvadoreño y actual miembro de ARENA, Armando Calderón Sol, quien dijo:


“Yo lo interpreto como algo sin mayor trascendencia, porque no tiene por qué pedir perdón el Estado”. (1)


Ojalá que no todas las personas de derecha piensen igual que Calderón Sol. Sabemos que hay sectores de derecha más moderados y reflexivos.


En conmemoración a este emotivo y trascendental aniversario de la Firma de los Acuerdos de Paz, este día hemos querido en LA ESQUINA reproducir dos fragmentos de los discursos de solicitud de perdón, uno del Presidente Mauricio Funes (como representante del estado salvadoreño) y el otro del Vicepresidente Salvador Sánchez Cerén (como representante del FMLN).


Fragmento del discurso de Mauricio Funes:


“Como titular del órgano ejecutivo de la nación y en nombre del estado salvadoreño, en relación con el contexto del conflicto armado interno que concluyó en 1992, reconozco que agentes entonces pertenecientes a organismos del estado, entre ellos las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad pública, así como otras organizaciones paraestatales, cometieron graves violaciones a los derechos humanos y abusos de poder, realizaron un uso ilegítimo de la violencia, quebrantaron el orden constitucional y violentaron normas básicas de la convivencia pacífica. Entre los crímenes cometidos se cuentan masacres, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, abusos sexuales, privaciones arbitrarias de libertad y diferentes actos de represión. Todo estos abusos fueron ejecutados, en su mayoría, contra civiles indefensos ajenos al conflicto.


“Reconozco públicamente la responsabilidad del estado ante esos hechos, tanto por acción como por omisión, puesto que era y es obligación del estado proteger a sus ciudadanos y garantizar sus derechos humanos.


"Por todo lo anterior, en nombre del estado salvadoreño, pido perdón.


“Pido perdón a los niños, pido perdón en nombre del estado salvadoreño a los niños y niñas, jóvenes, mujeres y hombres, ancianos y ancianas, religiosos, campesinos, trabajadores, estudiantes, intelectuales, opositores políticos y activistas de los derechos humanos.


“Pido perdón a quienes no han podido terminar su duelo por desconocer el paradero de sus seres queridos.


“Pido perdón a los mártires que con su vida defendieron la paz y nunca han visto reconocido su sacrificio.


“Pido perdón a las madres y padres, a los hijos e hijas, a los hermanos y hermanas.

“Pido perdón a todos y cada uno de los afectados y sus familiares, a todos los que durante años han llevado el drama en su corazón sin el amparo de sus instituciones.


”A algunas de estas víctimas los tribunales internacionales ya les han reconocido su derecho al perdón; a ellos, por supuesto, también dirijo esta petición. A todos hago llegar mi más alto respeto.


“Que este perdón sirva para dignificar a las víctimas, que les ayude a aliviar su dolor y contribuya a sanar sus heridas y las de todo el país. Que este gesto contribuya a fortalecer la paz, a cimentar la unión nacional y a construir un futuro de esperanza.”

“Este reconocimiento de procederes ilícitos, su consecuente aceptación de responsabilidad y el necesario pedido de perdón que hoy formulamos no debe ser aprovechado por ningún sector minoritario para intentar llevar discordia y divisiones al seno de la comunidad salvadoreña.

“Necesitamos actos de amor, nunca más de odio. Necesitamos actos de dignificación, nunca más de daño. Necesitamos actos de solidaridad, nunca más de egoísmo. Somos concientes que las causas estructurales que llevaron al conflicto armado están aún –muchas de ellas- sin solución, sin respuesta, sobre todo aquellas de naturaleza económica y social." (2)


Fragmento del discurso de Salvador Sánchez Cerén:



"El FMLN le pide perdón a todo el pueblo salvadoreño afectado por nuestras acciones militares y queremos decirles que como muestra de reparación en 18 años de acuerdos de paz hemos trabajado en construir un nuevo camino de democracia y justicia y de bienestar para todos…" (3)


Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo
Óscar Perdomo León



(1)Tomado de la Prensa Gráfica:

http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/politica/86535-polemica-por-peticion-de-perdon.html

(2)Tomado de You Tube: http://www.youtube.com/watch?v=3gornPe4oUU

(3) Tomado de El Diario de Hoy:

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6351&idArt=4433522

Fotografía de Sánchez Cerén extraída de

http://www.infolatam.com/img/banco/6886G_sanchez_ceren_salvador.JPG

Fotografía de Mauricio Funes extraída de

http://www.rnw.nl/data/files/imagecache/must_carry/images/lead/funes650.jpg

Fotografía de Mauricio Funes en el podio extraída de La Prensa Gráfica y tomada por Borman Mármol (1810191_0):

http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/politica/86535-polemica-por-peticion-de-perdon.html


sábado, 16 de enero de 2010

1, 5 9 4


Amaneció tímidamente. Los rayos del sol eran entorpecidos por la neblina que rondaba el amanecer frío. Había llovido intensamente durante toda la madrugada. Fray Bernardino era el primero, de los tres frailes que habitaban el convento, en levantarse. Gustaba mucho de dar una breve caminata por los jardines del monasterio antes de las seis de la mañana. Tomaba dos vasos del agua fresca antes del desayuno, agua que él mismo depositaba en esos prácticos instrumentos hechos de barro cocido que los indígenas de estas tierras nombraban como “porrones”.


Desde que conoció estas tierras se había enamorado de ellas, de su gente, de los maravillosos paisajes que observaba desde la ventana de su pequeña habitación, ubicada a un costado de la torre principal del la seráfica iglesia.


Amaba la naturaleza y se sentía feliz de encargarse del huerto del Hospital Santa Bárbara. Una vez a la semana visitaba a los indígenas ingresados en el nosocomio, con ellos había aprendido un poco de nahuat, la lengua con la que ellos se comunicaban entre sí, cuando no estaban frente a sus conquistadores.


Corría el mes de abril. La ciudad era próspera, el comercio fecundo, sus calles empedradas estaban circunscritas a las amplias y limpias aceras. Los edificios públicos estaban construidos a base de ladrillo, piedras y madera resistente y de gran belleza. Su gente noble y activa había hecho de esta villa un lugar con mucho futuro en muy poco tiempo.


El poblado era realmente una maravilla ante los ojos de propios y extraños. Se había trasladado hacía apenas 49 años del primer lugar en donde fue fundada. Sus primeros cimientos se erigieron allá en el lugar conocido como La Bermuda, cerca de Suchitoto; cuentan las anécdotas que sus habitantes decidieron trasladar la ciudad debido a los múltiples e intensos truenos que caían cerca y que no dejaban reposar el espíritu debido a la intensidad de los mismos. La villa al ser trasladada a su nueva ubicación, a orillas del río Acelhuate, recibió la advocación del Divino Salvador del Mundo. Esta hermosa y tropical localidad celebraba año con año a su patrono con un pomposo desfile de caballería y en esas fiestas era otorgado el Perdón Real a todos los habitantes durante la víspera y el mismo día de la Transfiguración.


En 1575 San Salvador había sido devastada por un enjambre de sismos que tuvieron como mayor referente el ocurrido en mayo de aquel año; sin embargo había logrado resurgir de entre las cenizas, hoy más hermosa que antes.


Para el año de 1594 San Salvador era una joven villa de la colonia española, hermosa, limpia y fresca. En abril, las primeras lluvias se hacían notar, los zompopos de mayo salían a borbollones de sus escondites -aún antes de tiempo- y los maquilishuat floreaban, alegrando la vista y la mente de quienes los observaban.


El convento de San Francisco y el Hospital Santa Bárbara, eran dos de las construcciones que más enorgullecían a los san salvadoreños. Fray Bernardino, limpiaba personalmente la imagen de San Francisco de Asís, lo hacía con el mismo ritual todos los días a las 10:00 a.m., su esmero y dedicación llamaban la atención de sus superiores; según Fray Bernardino, esto era por una promesa que de chico le hizo al santo de Asís, cuando le salvó la vida al caer del caballo que montaba camino a Valladolid, justo a las 10:00 a.m.


El 21 de abril de ese año Fray Bernardino no pudo cumplir con su promesa de limpiar la imagen a la hora prevista, debido a que tuvo que acompañar al Hospital Santa Bárbara a los delegados provenientes de la provincia de Chiapas y Guatemala. Estos caballeros venían a constatar por sus medios el rápido avance de la villa de San Salvador; les mostró las instalaciones siempre limpias y la magnífica construcción hecha con los mejores materiales de la zona, pero no logró que los foráneos entraran a los pabellones en donde los indígenas eran atendidos. Anduvieron caminando a lo largo de los pasillos soleados, les mostró los bellos y amplios jardines y para terminar la visita les enseñó el huerto del hospital, en el cual se sembraban frutas y vegetales del Viejo y del Nuevo Mundo. La jornada terminó cerca del mediodía, los visitantes extenuados por la caminata y el calor decidieron que tomarían el almuerzo junto con el alcalde segundo Don Juan Hidalgo, quien gustosamente les había ofrecido su hermosa estancia para hospedarlos.


Pasado el mediodía, los visitantes decidieron retirarse a las habitaciones respectivas para descansar y sacarse de encima los ropajes que resultaban excesivos para el caluroso clima de nuestras tierras en abril. A eso de las cuatro de la tarde se sentaron bajo la fresca sombra del alto y frondoso amate -silencioso testigo de la historia- que se encontraba en el centro del jardín interno de la casa del alcalde segundo. Sus paladares se deleitaron con frutos de colores intensos y sabores indescriptibles; las amplias estancias, los corredores llenos de flores rojas, amarillas y naranjas daban una sensación de plácido bienestar. Decidieron recorrer la localidad y conocer un poco de las anécdotas de los españoles que vivían ahí, pero requirieron la presencia de Fray Bernardino por ser un hombre servicial, dedicado a la iglesia y de carismático carácter.


En el Convento de San Francisco, Fray Bernardino se movía ágilmente de un lado hacia otro. Se encontraba muy atrasado con sus quehaceres, el recorrido matutino por el hospital había hecho que todo su plan diario de actividades quedara reducido a la desorganización total. Bernardino, hombre sereno, de tez blanca, ojos de mirada intensa y de figura atlética no dejaba que ninguna adversidad alterara su espíritu; aquella tarde no había tomado la siesta reglamentaria, ese tiempo lo invirtió en arreglar la biblioteca, realizar su confesión semanal, curarse la úlcera que desde hacía un mes habitaba en su muslo derecho y que causaba intensas fiebres y profundos dolores; según le había manifestado el médico era a consecuencia de una picadura de un insecto nativo de estas tierras y la medicina exacta aún no conocida por la ciencia del galeno. Aún le faltaba ir al huerto y a la bodega de la cocina para elegir los vegetales y algunas carnes que servirían para la cena de la comunidad de frailes. A las cuatro de la tarde se encontraba terminando de girar instrucciones para la preparación de los alimentos y se dirigía a pedir la autorización a su superior para acompañar a los visitantes a las diligencias que ellos deseaban realizar. Caminaba por los largos y solitarios pasillos del monasterio hacia la capilla dedicada a Santa Clara para solicitarlo, pero su espíritu estaba agitado. Salió del convento a caballo, sin embargo su mente se había quedado en la Iglesia del convento, aún no había limpiado la imagen de San Francisco de Asís. Escasas veces había quebrantado su promesa, esto era en realidad lo único que lograba desequilibrar la sobriedad de su alma.


Durante el recorrido vespertino por San Salvador, mostró los molinos que se ubicaban a orillas del magnífico río Acelhuate y las suntuosas casas que se encontraban en sus orillas.


Esa noche llegó exhausto a su sencillo dormitorio, realizó su estudio bíblico obligatorio, rezó las oraciones diarias y meditó sobre su vida. Despertó asustado de los escasos segundos de sueño que su mente le robó a la concentración de la meditación, sacó fuerzas del agotamiento y salió de su celda. Ayudado más por la memorización del camino que por la luz de la vela que empuñaba su mano izquierda llegó hasta la imagen venerada y amada de San Francisco.


Encendió las cinco velas derechas primero y luego las cinco izquierdas que tenía San Francisco. El lugar estaba verdaderamente oscuro, la humedad se hacía sentir y las primeras gotas de lluvia caían veinticinco metros arriba de él. La imagen estaba colocada sobre una base de madera de roble de 10 cm. de altura, tallada en madera de cedro y traída en barco desde el propio Asís, medía 170 cm. de altura y estaba colocada en la nave derecha de la iglesia. Aunque no era costumbre de la época, los frailes decidieron ubicarla directamente en el piso, esperando que con esto los pobladores en algún momento pudieran tener la experiencia de tocarla y convertirse al catolicismo, si aún no lo estaban. Con el paño limpio, inició el cumplimiento de su palabra de honor. Con el mayor respeto y amor posible, se arrodilló y le sacó el polvo a la inscripción que yacía a los pies: “PAZ Y BIEN”. Se incorporó y agarró el pequeño banco de madera de apenas 30 centímetros de altura, que estaba a un lado de la imagen, lo colocó frente a la misma, se paró en éste y sacudió la cabeza, el pecho y los brazos dispuestos en actitud de oración. Decidió bajarse del taburete y al momento de sentarse sobre él, para continuar la limpieza en la parte del abdomen y las piernas, una intensa sacudida proveniente de las entrañas de la tierra lo hizo perder el equilibrio y caer. El movimiento cesó. Al momento de intentar ponerse de pie, aún aturdido sin saber exactamente que era lo que había pasado un breve pero soberbio y enfurecido salto de las profundidades de la madre tierra tiró nuevamente al ya confundido fraile. En esos largos pero escasos segundos, él, Bernardino el hombre, el amigo, el fraile custodio de la imagen de San Francisco de Asís, observó como la iglesia se desplomaba ladrillo a ladrillo. Polvo, columnas, techo, paredes y candiles cayeron al suelo y se confundieron en un mar de incertidumbre. Oyó a lo lejos los gritos de los demás, el cacaraquear de las gallinas y el aullar de los perros. Sintió en su piel la siniestra maldad de la naturaleza. Olfateo la desgracia.


La confusión era intensa. Recordó que algunos de los indios internados en el hospital le hablaban de los constantes reclamos de la madre tierra hacia sus hijos. Cuando comprendió lo que estaba sucediendo vio como los candelabros que sostenían las velas que iluminaban a San Francisco de Asís caían. No hubo incendio. Los veinticinco metros de paredes desplomándose por toda la iglesia callaron el fuego. Con estrépito y fuerza la imagen de San Francisco de Asís, junto a una gruesa viga cayeron sobre el abatido cuerpo de fray Bernardino, quien murió instantáneamente sin agonía ni dolor.


Esa noche San Salvador quedó nuevamente envuelto en una nube de muerte y calamidad. Los cimientos de la esplendorosa y floreciente ciudad desnudaron su vulnerabilidad, sepultando bajo los escombros a los enviados de la Provincia de Chiapas y Guatemala, así como a sus frailes y a sus enfermos. El convento de San Francisco y el Hospital Santa Bárbara quedaron totalmente destruidos.


El Valle de las Hamacas reclamaba su dominio una vez más, como siempre lo había hecho.


Érika Mariana Valencia-Perdomo


NOTA: Este cuento fue inspirado en una historia de Jorge Lardé y Larín

Imagen de la Iglesia de Candelaria extraída de
http://img210.imageshack.us/i/83446334.jpg/
Esta imagen, usada aquí para ambientar un poco el cuento, es una fotografía recortada y que fue tomada el 12 de junio de 1922, después de la inundación de San Salvador.

martes, 12 de enero de 2010

FUNES EN SENSUNTEPEQUE Entre la educación y las protestas

Este día 12 de enero de 2010, Mauricio Funes inauguró de manera oficial el año escolar a nivel nacional en el Centro Escolar “Sotero Laínez” de Sensuntepeque, departamento de Cabañas.



Se hizo presente con una delegación de su gobierno, entre ellos Salvador Sánchez Cerén, para entregar de manera simbólica los paquetes escolares que consisten en cuadernos, lápices, lapiceros, colores, estuche de geometría, libretas de dibujo y recortes, así como también uniformes y calzado. También hizo una donación de insumos deportivos e instrumentos musicales al Centro Escolar. Además proporcionó libros de texto y de literatura salvadoreña para la biblioteca de la escuela.




Funes hizo entrega simbólica de los cuadernos a algunos alumnos


Hay que decir que por primera vez en la historia de El Salvador, con esta entrega, el gobierno se ha hecho responsable de facilitar la educación de los más desposeídos.


Un avance en la democracia y la tolerancia fue que el evento, ordenado y sencillo, tuvo la peculiaridad de tener las protestas pacíficas de los habitantes de Cabañas y de Radio Victoria, quienes exigían en silencio y educadamente, que se hiciera justicia frente a sus demandas.





Locutores y periodistas de Radio Victoria


Mauricio Funes tuvo la cortesía de incluir en el saludo protocolario de inicio de su discurso a los manifestantes. Más adelante en el discurso se refirió al tema de la minería, dejando en claro que él no iba a permitir a las transnacionales explotar nuestros recursos naturales, específicamente en cuanto a la minería. Así mismo expresó que ya había dado órdenes al Ministro de Seguridad para que pusiera énfasis en la investigación de las amenazas y las muertes de los ambientalistas de Cabañas.


En Sensuntepeque se ha dado este día un ejemplo de que los manifestantes pueden protestar sin ser reprimidos por el gobierno, a diferencia de como anteriormente y a través de toda la historia salvadoreña ocurría.


También en las calles las protestas fueron pacíficas, pero contundentes.





Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo
Óscar Perdomo León

Fotografías:
Érika Mariana Valencia-Perdomo

lunes, 4 de enero de 2010

CUATRO LIBROS Y CUATRO NIÑAS


La ESQUINA de Érika y Óscar ha querido iniciar este año nuevo 2010, publicando las impresiones que han tenido cuatro niñas de un libro que ellas han leído en algún momento de su vida. Se les ha dado la libertad de decidir qué libro comentar y de hacerlo como mejor les pareciera; la única regla fue la de cumplir con un plazo establecido de entrega de su material escrito.


El objetivo de La ESQUINA ha sido la de motivarlas a reflexionar y analizar lo que leen, así como también la de estimularlas a amar más la lectura.


Las cuatro niñas tiene edades entre 9 y 14 años y sus nombres son Mariana Soledad, Daniela María, Beatriz Andrea y Laura María.


He aquí pues los comentarios de estas jóvenes lectoras.


Érika Valencia-Perdomo

Óscar Perdomo León


Mariana Soledad, Daniela María, Beatriz Andrea y Laura María.





SADAKO Y LAS MIL GRULLAS DE PAPEL



"Sadako y las mil grullas de papel" es un libro escrito por Elanor Coerr. Se llama así porque el 6 de agosto de 1944, cayó una bomba nuclear en Hiroshima, Japón y dos años antes había nacido una niña llamada Sadako Sasaki y cuando ella tenía 12 años le descubrieron que tenía cáncer en la sangre, mejor conocido como Leucemia.


Para que Sadako no se sintiera mal, su amiga Chizuko le contó la leyenda de las grullas de papel, que se supone que al fabricar 1000 te curás de todas las enfermedades. Sadako para intentar curarse empezó a hacer muchas grullas… pero sólo pudo llegar a las 644. Después de su muerte; sus amigos hicieron las otras 346.


El 6 de agosto es el día de la Paz. En Hiroshima hicieron una estatua en honor a Sadako; en su base está grabado lo siguiente: “Es nuestro grito, es nuestra plegaria, que haya paz en el mundo”.


Yo siento que lo que está grabado en su base es lo que mayoría queremos. A mi este libro me gusto porque es una realidad que algunos viven.


Pero en este libro se nota que en cada país hay diferentes culturas; que es como la de Sadako, que creían que al hacer 1000 grullas se curarían de todas las enfermedades. En lo personal creo que es uno de los mejores libros que he leído; hasta me hizo llorar. Pero en realidad todas esas personas, no solo Sadako, también sufrieron por causa de la bomba atómica.


Beatriz Andrea Perdomo Pacas.

11 años de edad.



MARÍA PUEDE VOLAR


El libro se llama “María puede volar”, fue escrito por Óscar Perdomo León y Érika Valencia-Perdomo.


Este libro cuenta una parte de la historia de El Salvador, mi personaje favorito es Kérridat, ya que él es un místico ser alado.


A mí el capítulo que más me gusta trata de esto: La primera semana de octubre de 1762, llovió fuertemente y por la lluvia de esos días el cerro El Chulo se partió, y como María Xicotencatl se escapaba para ver El Chulo el día siguiente de la tragedia María fue a ver como quedó el cerro, y cuando iba caminando ella oyó un ruido, ella sin dudar fue a ver y descubrió a ese ser místico llamado Kérridat.


Ahora les doy estas tres razones por la que deberían leer el libro (cuando se publique):

-Porque tiene un poco de la historia de El Salvador.

-Porque mezcla la historia con la fantasía.

-Porque es y se ve muy interesante.


Daniela María Guardado Valencia.

9 años de edad.




MUERTE Y VIDA EN MORAZÁN


Mi nombre es Mariana y quiero comentarles un poco acerca de uno de mis libros favoritos “Vida y muerte en Morazán”.


Este libro, escrito por Maria López Vigil, trata acerca de un sacerdote belga que nunca en su vida había oído hablar de El Salvador (como la mayoría de europeos) pero que luego de salir del seminario e influenciado por algunos de sus colegas y amigos decide aventurarse en América Latina y termina viviendo en El Salvador.


Este libro llegó a mí en esta Navidad y me pareció perfecto porque justo hace unos meses atrás había terminado de leer “Un día en la vida” (de Manlio Argueta) y me pareció que era el complemento ideal para poder formarme una idea de lo que fue la guerra en mi país.


El libro me gusta mucho porque es acerca de un tema que parece que nadie quiere recordar y la verdad no sé por qué. Cuando uno pide a sus maestros que le hablen acerca de la guerra es como si eso fuera una mala palabra o tal vez ni ellos saben lo que pasó, por lo tanto para un de joven es difícil averiguar.


En mi opinión este libro es interesante porque cuenta todo lo que hacía este cura (Rogelio) para sobrevivir en Morazán y porque a pesar de ser extranjero decidió quedarse en el país para vivir todo este conflicto con nosotros los salvadoreños. Otra cosa que me gusta y que admiro es que él siendo extranjero se esforzó tanto para ayudar (a su modo) a todos: le enseñaba a leer al los niños y a los adultos, de una u otra manera le devolvía la esperanza a todos y todos lo apreciaban mucho porque el fue totalmente participe de esto; dormía con todos en la montaña encima de un plástico, cuando había que salir en guinda salía, cuando había para comer comía y cuando no, pues no lo hacía. Sufría con la gente y gozaba de las mismas alegrías que ellos y sobre todo hacia lo posible para que la gente se diera cuenta que la violencia no es buena pero ellos la necesitaban en ese momento para defenderse, pero una vez que todo acabara había que dejar las armas para siempre.


Después de terminar de leer este libro lo que quiero es poder conocer algún día al cura Rogelio porque se supone que está de párroco en Morazán; pero también quiero invitar a todos a que lean este libro pero que lo lean de corazón sin ningún prejuicio (dejemos las ideologías atrás) y que comenten acerca de qué les pareció, porque esta es mi opinión y luego ustedes dirán…


Muchas gracias y espero que comenten sus puntos de vista.


Mariana Soledad Guardado Valencia.

14 años de edad.




ÁNGELES Y DEMONIOS


Pocos libros de los que he leído me han quedado tan grabados en la memoria, pero “Ángeles y Demonios”, del escritor Dan Brown, es uno que siempre voy a recordar.


Este libro no es como cualquier otro que haya leído, ya que trata un tema muy difícil de discutir: la rivalidad que siempre ha habido entre la religión y la ciencia.


Aparecen cuatro personajes que son los más importantes en toda la historia: Robert Langdon, un profesor de simbología religiosa en la Universidad de Harvard; Vittoria Vetra, una joven científica; el comandante Olivetti, de la guardia que se encontraba en el Vaticano; y el camarlengo Carlo Ventresca.


Todo trata sobre cómo los personajes principales tratan de detener a los ILLUMINATI, una organización secreta formada por los científicos en el tiempo de Galileo en forma de protesta por todas las cosas horribles que la iglesia hacía contra los científicos que se negaban a creer en Dios. Por supuesto existe una historia sobre lo que pasa en la vida de los personajes que lo hace aún más interesante.


Muchas personas dicen que este libro “no es apropiado para las personas creyentes en Dios porque se puede perder la fe al leerlo”; pero yo pienso que están totalmente equivocadas, ya que yo, como una persona religiosa, sigo sosteniendo mis creencias, aunque de una forma diferente que antes.


Me acuerdo que mientras estaba leyéndolo y tomaba un receso de la lectura pensaba mucho en lo que decían sobre la creación y ese tipo de cosas que se plantean en el libro, y tenía muchas ideas revueltas en mi mente; pero cuando lo terminé, y luego de reflexionar sobre este tema que se me complicaba tanto (ya que a esta edad es cuando se decide en lo que se va a creer), todas las ideas revueltas se convirtieron en una sola: la religión y la ciencia están conectadas.


Vittoria Vetra es la que plantea esta idea, ya que ella, siendo una excepción como su padre, Leonardo Vetra, es una científica que cree en Dios; y nos hacen ver que en realidad sí puede haber una conexión entre la ciencia y la religión, poniendo un ejemplo, la creación, ya que Dios pudo usar las teorías científicas que la explican, y aunque nadie lo sabe en realidad, eso es lo que pienso que Brown nos quiere dar a entender, que no hay por qué pelear por este tipo de cosas, y si no queremos creer en un Ser mucho más poderoso que nosotros o en que todo debe tener una explicación “lógica”, entonces al menos debemos ser tolerantes y respetar las creencias de los demás.


Todo es muy emocionante, mantiene al lector en mucho suspenso y lo obliga a querer continuar leyendo.


Laura María Perdomo Pacas.

14 años de edad.


Beatriz, Laura, Daniela y Mariana, a orillas del lago de Ilopango.



La imagen del libro Sadako y las mil grullas de papel fue tomada de; http://images.amazon.com/images/P/0698118022.01._SX140_SY225_SCLZZZZZZZ_.jpg


La imagen de “María puede volar”, novela corta e inédita, es un collage realizado por Érika y Óscar. Daniela pudo leer este libro de una sencilla edición casera que Érika y Óscar hicieron para revisar.


La imagen de Muerte y vida en Morazán fue extraída de http://www.uca.edu.sv/publica/ued/colec6/libro9.html


La imagen de Ángeles y Demonios fue sacada de: http://www.cinemanet.com.ar/wp-content/uploads/2007/11/angel.jpg


Las primeras dos fotografías y la última fueron tomadas por Óscar Perdomo León.