Esta fotografía fue tomada en el año 2006 y decidí llamarla VENTANA EN LLAMAS.

martes, 31 de marzo de 2009

LOS GUARAGUAO EN SENSUNTEPEQUE

Cuando era un joven escuché por primera vez la famosa canción “Las casas de cartón” del grupo venezolano los Guaraguao. Un par de años después se desató la guerra civil salvadoreña y su música se volvió proscrita.

La estructura de su música y las letras que la acompañan son igualmente sencillas; pero muy llenas de emoción. He ahí la clave de su popularidad. Pero además, sus letras tocan una fibra muy sensitiva de la América Latina: la denuncia de la pobreza y de la injusticia social en la que viven las grandes masas. Sus palabras salen del corazón. Por eso su música tiene aún gran actualidad. Algunas de sus canciones ya están un poco desfasadas o son muy panfletarias; pero son las excepciones.
La voz lider

Su música nos acompañó a los salvadoreños en la Universidad “Nacional” y en la clandestina Radio Venceremos.

El batero

Muchos años después de eso tuvieron que pasar para escucharlos por primera vez en persona. En diciembre de 2008 vinieron a Sensuntepeque y El Salvador se encontraba ya en otro momento coyuntural histórico: en plena contienda electoral.


Con nuestro amigo Teos fuimos primero a cenar unas pupusas y luego al concierto. Los tres lucíamos nuestras camisetas blancas de los Amigos de Mauricio Funes.



El tecladista

Fue bien emocionante escucharlos y confieso que derramé un par de lágrimas cuando escuché canciones como Los estudiantes, No basta rezar, Otra vez, Perdóneme tío Juan, etc. porque recordé que en los años ochenta, cuando la guerra recrudecía aquí en El Salvador, a Los Guaraguao los tenía que escuchar a escondidas y con bajo volumen porque existía el peligro de ser asesinado por los Escuadrones de la Muerte.

Afortunadamente ese nefasto período ya quedó en el pasado; aunque algunas de las razones que inspiraron sus canciones aún están tan latentes cómo hace 25 años.




Estuvimos abrazando la tarima.





El bajista






La gente estaba emocionada de oírlos. Se sentía en el ambiente la esperanza de un cambio pacífico que sentara las bases para la remoción de la injusticia social y estableciera la unión y la tolerancia entre sectores sociales, ideologías políticas, vecinos y hermanos. La gente soñó esa noche al ritmo de las cuerdas y percusiones con que la educación y la salud echaran raíces de una vez por todas en nuestra patria.

Yo, por mi parte regresé a mi casa a dormir creyendo que el cambio es algo más que la alternancia de partidos políticos.







Una multitud escuchando a Los Guaraguao








Después del concierto, una foto final con el percusionista.

Texto: Érika Valencia-Perdomo y Óscar Perdomo León.

Fotografías: Óscar Perdomo León; excepto la última, tomada por José Alfaro.








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